Pianista argentino presentó piano con cuerdas paralelas en el Royal Festival Hall de Londres
Daniel Baremboim presentó piano "innovador" de cuerdas paralelas. Fuente: The Guardian
Daniel Barenboim presentó el último martes 26 de mayo su "nuevo piano" de cuerdas paralelas durante una breve y reducida conferencia de prensa en el marco de un ciclo de Sonatas de Schubert en el Royal Festival Hall de Londres. Para la ocasión Barenboim tocó un breve pasaje (no más de 30 segundos) del movimiento lento de la Appassionata de Beethoven en un instrumento "convencional" y en el recién construido.
Por ahora, son pocos quienes podrán probar el flamante "Barenboim". No hay más que dos: uno en manos del maestro argentino y el otro en poder de Maene. Su precio es incierto, aunque hay especulaciones de que si un Steinway D cuesta 150.000 euros, el "Barenboim" podría en principio costar el triple.
Hasta el 2 de junio, Barenboim tocará en Londres el ciclo entero de las sonatas para piano de Franz Schubert, que grabó hace poco en piano "convencional".
EL PIANO DE LISZT
La idea nació en septiembre de 2011, en Siena, Barenboim tocó allí un grand piano restaurado que había pertenecido a Franz Liszt. Tal vez porque alteró un hábito, o porque encontró algo que buscaba hacía tiempo, recibió ese sonido como un rayo. Lejos de inventar "otro" instrumento, la fantasía de Baremboim era articular el poderío del instrumento moderno con, en sus palabras, "la transparencia y la claridad tímbrica" del viejo piano de Liszt.
Barenboim no pudo ocultar que su entusiasmo con el piano antiguo partió de una insatisfacción con el moderno: "Tengo que sentirme «inspirado» por el piano". El instrumento no es una herramienta neutral; por el contrario, también le propone posibilidades al intérprete.
CUERDAS PARALELAS
El piano "nuevo" fue diseñado por el belga Chris Maene, con la supervisión de Barenboim y el apoyo justamente de Steinway & Sons. La diferencia principal con el Steinway D-274 consiste en la disposición estrictamente paralela de las cuerdas, en lugar de la disposición "cruzada", lo que trae consigo modificaciones en la tabla armónica, los puentes e incluso los martillos. El sonido que produce el nuevo piano implica a la vez un reacomodamiento del intérprete. "Hay una relación diferente entre los dedos y las teclas, explicó Barenboim. Y la transparencia del sonido obliga a repensar el uso del pedal. Llevo seis semanas con el piano, pero tardé en acostumbrarme. Por lo general, me adapto rápido a los instrumentos. En este caso fue diferente."
Barenboim señaló que su nuevo piano era una simple posibilidad. "Seamos claros: no hay nada malo en el Steinway. Es maravilloso y homogéneo. Este instrumento (el piano Barenboim) ofrece una alternativa y, como todo en la vida, tiene sus ventajas y sus desventajas."