Skip Navigation Links
Entrevista realizada por el periodista Pablo Macalupú-Cumpén
|

A continuación, una entrevista realizada al joven tenor Iván Ayón por el periodista y musicólogo Pablo Macalupú-Cumpén.

El protagonista de La Traviata nos cuenta sobre su trabajo en Italia y la importancia de formar al público para que disfrute de la buena música

Por Pablo Macalupú-Cumpén, periodista

La aproximación a la música debe ser siempre con la mente abierta. El joven tenor peruano Iván Ayón (Piura, 1993) así lo ha hecho. Desde pequeño, su cercanía al canto -que viene de familia- contribuyó a esto. En 2013, cuando estudiaba profesionalmente todos los misterios de la voz con la finalidad de interpretar música mexicana, conoció el mundo de la ópera. “Es un viaje a otra dimensión”, nos cuenta el cantante con el entusiasmo de quien siente una pasión sincera por su trabajo. El caso de Ayón es interesante ya que es una sucesión de méritos y pasos estratégicamente bien pensados que lo han llevado a cantar, en la actualidad, en importantes escenarios italianos. Luego de ganar el Concurso de Canto Lírico de Radio Filarmonía en 2013, partió a Europa y la preparación intensiva con el maestro Roberto Servile ha dado grandes resultados. En el 2017 volvió a Lima para cantar por primera vez un rol protagónico en el Perú. Ya lo ha hecho en Italia, pero la ilusión de actuar en su tierra natal es algo que lo entusiasma. Su primer personaje fue Alfredo, de La Traviata, en la producción que el Festival Granda estrenó el 19 de abril en el Gran Teatro Nacional. Recordemos esta entrevista...

Pablo Macalupú Cumpén.- Iván, cuéntanos, ¿cómo ha sido el proceso de especialización con el maestro Roberto Servile? 
Iván Ayón.- Ha sido muy duro porque Roberto es muy exigente. Yo llegué en una situación vocal un poco complicada, debía corregir muchas cosas en mi forma de cantar, entonces el proceso ha sido difícil por el desgaste que implica estudiar cinco horas al día. 

Pero te ha servido mucho porque tiempo después ya estabas en La Fenice (Venecia, Italia) cantando un rol en La Favorita y en febrero has protagonizado La Bohème en el mismo teatro.
Sí. Después de La Favorita (mayo 2016) mi maestro dirigió un Festival en la ciudad de Rapallo, en donde vivimos, para poder debutar el rol de Rodolfo, antes que en La Fenice. En octubre lo canté en el Teatro Regio di Torino. 

¿Cómo fueron estas primeras grandes experiencias profesionales?
Muy buenas. Compartí escena con artistas de gran nivel, de gran calidad, como la soprano rusa Irina Lungu, por ejemplo, que hace una carrera muy brillante. Ella canta en el Met, en La Scala, en toda Italia. El rol de Marcello lo hizo Massimo Cavalletti, quien tiene una trayectoria internacional de éxito. (Nota del autor: Esa producción la dirigió Gianandrea Noseda).

Y antes de venir a Lima estuviste en La Scala de Milán haciendo un homenaje al maestro Luis Alva por su cumpleaños 90.
Sí, tuve la oportunidad de hacerle un homenaje a Lucho junto con mi maestro Roberto Servile, bajo la producción de Sabino Lenoci de la revista L’Opera. El programa organizado por Sabino se llama Grandi Voci alla Scala. Fue una experiencia muy bonita.

Imagino que también conversaste con el maestro Alva. ¿Cuéntanos sobre tu encuentro con esta leyenda del canto peruano?
Claro, al maestro lo conozco desde 2015, entonces tuve la oportunidad de hacer que me escuche, hice una masterclass con él porque es muy amigo de mi maestro, fue su testigo de matrimonio, incluso. Lo bueno es que es muy humilde. Siempre te dice lo que piensa, te dice las cosas correctamente y con mucho respeto. Cuando te conversa lo hace de igual a igual. Saca su currículum que es un libro y te cuenta cada cosa que hizo, desde lo primero que fue Il Matrimonio Segreto en la Piccola Scala hasta su debut oficial que fue La Traviata en el Circuito Lombardo. Justo la misma cosa que hice yo en noviembre pasado.

¿Cómo te fue con La Traviata?
Como dicen en Italia, La Traviata es una ópera un poco bastarda para el tenor. La soprano se luce totalmente; el barítono tiene una parte muy importante, muy linda con la soprano también y luego su aria; pero el tenor solo tiene el Brindis, la cabaletta, después se calla por casi todo un acto y reaparece con el Parigi, o cara. Es complicado, pero es un rol muy lindo.

Curiosamente, en La Traviata que cantarás en los próximos días en el Festival Granda coincidirás con Francesca Dotto y Julian Kim con quienes compartiste escenario en La Bohème en La Fenice. ¿Qué tal trabajar con ellos?
Fue muy bonito. Francesca es una bellísima persona; Julian también, hicimos una muy buena amistad. De hecho, después de convivir casi un mes y medio se crea algo muy bonito. Son muy buenos cantantes. Admiro muchísimo a Julian porque tiene una extensión vocal hasta el Do de pecho. Francesca tiene una voz lindísima y la Mimì que hizo es una de las más bellas que he visto absolutamente en toda mi vida, aparte de la de Freni y Gallardo-Domâs en La Scala. Es una voz que se presta para Mimì y físicamente también. Es un muy buen referente para ese rol. Le salió bellísimo. 

Habrá química en esta Traviata, entonces.
Sí. Gracias a Dios sí, porque después de venir de La Bohème es un poco más ligero para Julian y para mí, pero un poco más complicado para Francesca. Eso no quita que tengamos una muy buena relación.

¿Te escucharemos el O mio rimorso con el Do que, por cierto, no está escrito en partitura?
(Risas) Todo el mundo lo espera con ansias menos en la Scala porque allá no se toca y mucho menos lo hace Muti. Pero lo más difícil de toda la ópera es llegar al Parigi, o cara fresco y en posición vocal. Es muy difícil, más que el aria y cabaletta. 

El año pasado también cantaste en el estreno mundial (tardío) de Francesca da Rimini de Mercadante. Alguna vez me comentaste que fue un redescubrimiento interesante, pero difícilmente podría volver a escena. De todas formas ya se editó un disco y video de esta ópera en la que participaste.
Claro, gustó en el momento. La Francesca da Rimini tiene cosas muy interesantes, como la segunda aria del tenor, la cabaletta tiene una fuerza tremenda, se tiene que cantar de manera muy heroica. Tiene cosas muy interesantes, pero la ópera en general es otra cosa.

¿Muy pesada en conjunto?
Puede ser un poco pesante, porque son tres horas de ópera. Sino fuera por el rol de Lanciotto, que es el tenor y el de Paolo que es la mezzosoprano, sería una ópera completamente banal. Pero no quita que sea agradable, bonita. Recibió buenas críticas, pero en el sentido de “todo fue muy bonito, pero no lo vuelvas a hacer” (risas).

Estamos en un contexto global complicado y muchos dicen que en el campo laboral, específicamente cultural, la crisis económica afecta el desarrollo de muchos cantantes, músicos y artistas. Como joven profesional, ¿cuál es tu percepción sobre esta situación?
Más que crisis económica, lamentablemente es una crisis cultural. En casos como Venezuela u otros países en crisis económica vemos que salen artistas exitosos. Lo que afecta en Italia es la crisis de cultura, porque un joven de 24 o 25 años no conoce ni siquiera a Verdi. Lo mismo que sucede aquí en Perú: que un joven de 24 no conoce a Chabuca Granda, no conoce su historia. Entonces, lo que más afecta en el trabajo es la crisis cultural y esta ha llegado al gobierno, no le dan la importancia debida a la lírica. Este arte es 100% cultura italiana y el gobierno (Roma) no la toma en cuenta pese a que es la que más ha hecho brillar a Italia en el extranjero.

¿Cómo podríamos enfrentar estos problemas?
Es un trabajo a largo plazo. Lo que se hace ahora en Italia, y estoy muy feliz por eso, son producciones para niños, especialmente en colegios, con el fin de incentivar el amor por la lírica. Es un éxito rotundo. Aquí en Perú hay que comenzar más que todo por formar una cultura de la buena música en niños, ya sea de Verdi, Rossini, Donizetti, y también de artistas peruanos como Rosa Mercedes Ayarza de Morales, Alejandro Núñez Allauca y muchos otros. 

Volviendo al aspecto netamente artístico, tú eres un tenor lírico, no ligero y, permíteme hacer un ejemplo, no podrías cantar Barbero de Sevilla. ¿Cuáles, entonces, son los límites que debería tener un cantante de ópera en cuanto a su repertorio?
Es importante que un foniatra te dé un punto de vista sobre cuál sería tu repertorio, cuál sería el más óptimo para tus cuerdas vocales. Ya luego viene la capacidad y comodidad. Yo en lo personal no puedo hacer coloraturas como un tenor ligero y estas no están presentes en mi repertorio. Uno tiene que hacer lo que más le acomode. No lo que quieres, sino lo que puedes y siempre con respeto a tus cuerdas.
Si yo soy lírico y me pongo a cantar una cosa más pesada, no solo será dañino para mis cuerdas, sino también para mí e incluso para el que me escucha porque vas a contaminar su capacidad auditiva, su capacidad de diferenciar cuál es el buen repertorio para determinado tipo de voz.

Resulta un pensamiento estratégico de hacia dónde quieres llegar como artista, ¿no?
Claro. Si uno quiere cantar 10 años más, tienes que cuidarte. Si quieres cantar cinco años y ganar mucha plata, haces las cosas más rápido que los demás pero sabiendo que luego no vas a poder cantar otra cosa.

¿Cuáles son los referentes y cantantes que más te inspiran?
Mis referentes siempre son Luis Alva, primero. Luego Franco Corelli, que fue uno de los más grandes tenores del mundo; para mí, el mejor. Y luego Alejandro Granda. Ellos -aparte de mi maestro, que es mi principal referente- son los tres que siempre sigo, porque fueron grandes personas y grandes artistas. Profesionales completos.

Tú empezaste cantando música mexicana y me comentaste que pensabas viajar a México para unirte a uno de los grupos de Mariachi más famosos del mundo. En este extenso campo, ¿quiénes son tus favoritos?
De la música mexicana, uno de los más grandes compositores que siempre he admirado y admiro es José Alfredo Jiménez. Luego también Juan Gabriel, un gran compositor y cantante. Pero como referente, como cantante, siempre he admirado al director del mejor Mariachi del mundo, José Martínez, Don Pepe Martínez, que murió hace poco. Él llevó la tradición de la música mexicana en alto, hizo conocer y estilizó el mariachi. Es un referente grandísimo. Siempre lo voy a admirar.

¿Has tenido la oportunidad de visitar el Conservatorio (Nacional de Música) estos días?
Sí, he visitado a mis amigos, fue muy bonito. Regresar al lugar de donde salí fue un poco extraño porque han remodelado una parte y he visto caras nuevas. Hay gente que ha entrado y no conozco…

Muchos de ellos han entrado con la ilusión también de hacer una gran carrera en la música. ¿Qué recomendaciones darías a tus jóvenes colegas que piensan, por ejemplo, participar en el Concurso de Filarmonía este año o salir del país a especializarse?
La primera cosa es darse cuenta del tipo de voz que tienen. Eso es primordial. El tipo de voz y lo que uno debe cantar. Segundo, la mentalidad: uno tiene que ser siempre humilde a pesar del talento que tiene. Además, es importante darse cuenta de quién está en lo correcto y quién no. Los referentes y los maestros que te quieren “ayudar”. Las oportunidades llegan, la fortuna llega para todos. Lo malo es que todos no están preparados para la fortuna. Algunos tienen que estar preparados para cuando llegue porque cuando sucede pasa una vez, no regresa.

Ayón tiene en sus próximos compromisos una presentación en Finlandia con la Fundación Pavarotti; una gira con la misma organización por todo Asia (incluido Japón, China y Corea), en junio. A finales de ese mes regresará a Japón con el Teatro Regio de Turín para dos conciertos. En julio empezará a ensayar en Martina Franca las óperas Gianni Schicchi y Un giorno di Regno para el Festival del Valle D’Itria, donde cantó Francesca da Rimini en 2016.

PENTAGRAMA BRITÁNICO
Ofrenda Musical
Síguenos Facebook Facebook Facebook
Amigos Filarmonia
FILARMONIA BLOG
Podcast Filarmonia
Ministerio de Cultura
TV Perú