Orquesta Sinfónica Juvenil Bicentenario interpretó el jueves 25 de octubre la Sinfonía Nº 9 en Re menor "dedicada a Dios" de Anton Bruckner
Una nota de nuestro amable colaborador
DAN PALOMINO
Bajo la dirección del maestro Pablo Sabat Mindreau, se estrenó, la noche del pasado jueves 25 de octubre, la 9na Sinfonía de Anton Bruckner, interpretada de manera excepcional por la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario del Perú (OSNJB). La velada dio inicio con las palabras del director Pablo Sabat, que fueron de guía para poder percibir lo que, mediante la música pretendía Bruckner transmitir.
De manera sensacional, desde el inicio de la obra, hasta el último acorde emitido por los instrumentos, se pudo apreciar a una orquesta, que más allá de ser solo buenos intérpretes individualmente, entienden la importancia de sonar como conjunto, como grupo, como una verdadera orquesta; una orquesta con carácter y conciencia. Es por esto que según mi valoración, actualmente la OSNJB es la orquesta sinfónica más resaltante en el medio local. Es todo un placer escucharla en vivo.
Pero, esta gran interpretación no es cuestión de suerte, es el reflejo de una orquesta que se ocupa por brindar una representación digna y de gran valor para el público. Sin embargo, esto no es solo trabajo de la orquesta, sino también de un director que sabe encaminar a los músicos por el camino adecuado que ha trazado el compositor.
Brindando correctamente cada movimiento, desde un inicio solemne y misterioso, estableciendo una atmósfera íntima, con un sonido claro y una consonancia destacable. El Scherzo y el Trío interpretados correctamente, traslandando el ambiente anterior, pero sin perder la conexión de la obra. Y finalmente abordando a la parte más conmovedora de la obra, el Adagio, majestuoso y firme; la sección de cuerdas y en general todas las secciones, se notaban compenetradas en la música y siguiendo cada movimiento del director. Terminando la sinfonía con un clima profundo y con una final inesperado, puesto que no termina como muchas de las sinfonías, espontáneo, como el mismo Bruckner.
Cabe resaltar también, la gran audiencia para esta velada, que para mi sorpresa, entre cada movimiento se mantuvo en silencio y brindaron sus aplausos al final de la sinfonía. Demostrando que poco a poco, el público concurrente tiene más conciencia y respeto, por el público y por los músicos.
